En esta entrada de hoy, voy a exaltar las propiedades de la cerveza artesanal. Lo digo por si alguien esperaba que me pusiera a hablar de quesos o de jamón curado (aunque podría, no es mi cometido en este blog ni en esta vida). Y además, voy a hilar fino y me voy a dedicar a destripar con alegría y premeditación unas pocas de andaluzas.
En el sur más saleroso de la geografía ibérica, encontramos unas zonas que podríamos llamar muy temperadas, por no decir "qué caló que jhase ahí, cohóne".
Antes de que nadie se me ponga tontorrón porque me cachondeo, he de decir que gran parte de mi familia proviene de allá, y me río con cariño y respeto. Solventado esto, continuemos.
Como allá por esas ciudades y pueblos están, por lo general, tan mal acostumbrados a cervezas como la Mahou, o lo que es peor, la Cruzcampo, no están acostumbrados a sabores fuertes e intensos. Por eso, los maestros cerveceros de allá se han inclinado a procesar cervezas de sabores suaves y más ligeros. Lo veo comprensible.
Personalmente no soy una persona apasionada de las cervezas ligeras o suaves en intensidad de paladar, pero cuando hay cosas bien hechas, hay que quitarse el sombrero como haremos ante este surtido de distintos lugares de por allá abajo.
Otro lugar más saleroso (me gusta más que Almería... no se puede remediar), es Cádiz. Además del pescadito frito y las playas, Cádiz tiene que yo sepa, un par de micro cerveceras: Maier y Kettal.
La verdad es que Maier no he tenido el placer de probarla, pero todo se andará. Las que sí que he catado son las Kettal y he de decir que aunque son suaves, se nota que están hechas con amor y cariño.

La roja (El Alambique), lejos de ser de las que más me gustan, reconozco que es muy buena. Tanto, que es de las que más gustan a uno de mis amigos a los que la cerveza no les gusta, y eso no es fácil. Os lo digo yo.
Y de momento, solo allí se puede probar una nueva variedad: La colmena. Una cerveza con miel, que espero se dispongan a traer aquí en formato 33cl, porque me muero por darle un tiento.

Mammooth es una pequeña cervecera que merece nuestro cariño tanto como la que más. Mi preferida, Hecate. Una estupenda cerveza negra imperial al estilo de los bálticos. 6 maltas y dos fermentaciones le dan ese complejo sabor y aroma que tanto me agradan y que se salen de las ligerezas habituales en las andaluzas.
Tienen otras más, pero las dejo para otro momento.
Me despido de todos vosotros con todo mi cariño, pero no más del necesario. No hagas nada que yo no haría, así que el límite lo marca el cielo (en realidad lo marca la ley...).
Solo me resta decir: Felicidades, Andalucía.
PD: Me he quedado corto con esta entrada... Me faltan por tener en tienda y probar alguna que otra más, así que prometo hacer, más adelante, la entrada "Cap 2.2 Felicidades, Andalucía. Otra vez".
Sed buenos.
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