Bienvenidos a este espacio de esparcimiento del paladar. Desde este, nuestro blog, intentaremos transmitir todo cuanto sea necesario para dar a conocer la cerveza en todo su esplendor.

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"La cerveza es la muestra de que Dios nos ama y quiere que seamos felices".

sábado, 29 de marzo de 2014

Negras, negras everywhere.

Buenas, queridos míos. Esta entrada de hoy la estoy escribiendo en riguroso directo. Así que en cuanto acabe la cuelgo, cosa que no suelo hacer. Dejo siempre un par de días por si me da por cambiar alguna palabra poco inteligible por otra ligeramente más coloquial a fin de llegar a todos por igual. Pero hoy no. Hoy va directa, tan directa como la gente que me pide negras.

Negras. Tantas como dedos tengo en las manos son los estilos que nos podemos encontrar. No todas las negras son iguales, y por ello antes de darle cualquier cosa a una persona ansiosa de beber oscuros caldos, me cercioro de entender su paladar. Voy a poner algunos de los ejemplos que la gente entiende y que creo me funcionan:

Negra Bock Damm: Hago alusión a este bebedizo con la intención de saber si lo que quiere es una Schwarzbier. Por lo general, son cervezas ligeras con toques de regaliz negro (o pegadolça que decimos en Catalunya). Alemanes y checos por igual tienen esa costumbre con sus negras lager. Glops negra es la única schwarzbier que tengo, pero se sale de lo común y gusta mucho más que las de costumbre.

Negra Guinness: Es un término que no falla para las Irish Stout. Si te gusta eso (lo siento en el alma, pero no puedo con ella), tengo poco donde escoger, pero encantan sí o sí. Sabores igualmente de regaliz negro pero con más cuerpo y toques tostados más intensos. Popaire Tinta de pop es la mejor para darte el gusto.

Negra cafetera: No acaban de comprender, pero acaban repitiendo. No hay mucho que decir. Café, ambrosía y tueste de cereal con cuerpo y grandes sabores son las principales características.

Es este momento hace media hora que he dejado de escribir porque tenia faena... cosas del directo. Prosigamos.

¿Dónde lo he dejado? Oh, sí... cafeteras... Hago esta referencia para referirme a muchas Porter, como por ejemplo, Naparporter (antes conocida como Janis Porter) o la estupenda Old engine oil, de Harviestoun. Mucho cuerpo y amargor elevado. Me encantan. Luego están las Coffe Porter como Ausesken coffe, que llevan café. Y están de miedo... Casi te las puedes desayunar, cosa que me encantaría si no fuera demasiado alcohólico...

Negra pero dulzona: Es simplona la descripción, pero caray... si me funciona, ¿quién soy yo para corregirme? Claro... soy yo... No divagues (me dice mi voz interior, que se aburre de estar tanto tiempo escuchando a mis otras personalidades encarceladas bajo llave).

Negra dulzona sirve perfectamente para la gente que lo que quiere son las Imperial Stout. Cervezas que por su altísimo contenido en maltas y azucares provenientes de este cereal tostado y quemado, nos dejan reminiscencias en boca que nos pueden evocar al recuerdo de algo dulce y sedoso como una melaza, pero que al final son peligrosas, porque cuando te pones de pie te das cuenta de que esa delicia tiene más grados de los que aparenta... As de Cors, me tiene loco a mí y a quienes la catan, porque es traidora, pero en el fondo la queremos así. Viciosa y engañosa. Gran paladar y aroma, y el alcohol tan integrado que nos tomaríamos otra si no fuera por el cuerpo que tiene.



Negra fuerte: Esto es más jodido, pero casi siempre quieren lo mismo. También nos vamos a las Imperial Stout, pero con los alcoholes menos integrados, un poquito más presentes. Queremos un brandy de cebada quemada con toques y aromas de tostadero de café, de aquellos que ya no quedan... Lástima... Black Block de La Pirata con sus 11,2º es una de las mejores. Sin duda alguna. Creo que ya la he elogiado antes, pero repetir no es de cobardes, y yo repetiré hasta que no pueda más.

Negra pero suave: En fin... me gustan con cuerpo, pero no todos los clientes las quieren así. Mos'ka Negra es una stout bien valida por su cuerpo ligero y sabores suaves que tienen más consistencia que las negras alemanas (que tienen menos cuerpo que las modelos de Victoria's Secret. En serio, estás "chumías". El tobillo de una cigarra tiene más carne... No divagues...). O puede que Stout de La Mola, que esta muy bien, pero sin ser demasiado costosa de beber para los que las quieren muy ligeras.

Muy lupulada/amarga: De estas no quiero hablar, porque no me sale de las narices reconocerlas como IPAs, pero como cervezas, están geniales. Bueno vale, tiro de la manta... No puedo considerarlas IPAs por que... qué leches, no me liéis. Leed Inclasificables, de este mismo blog y entenderéis por qué no quiero nombrarlas IPAs. En fin... A los amantes del amargor intenso del lúpulo extremo, les tengo reservadas Black Feet, de Milana&Sr. Bu, Black Storms de La Pirata y alguna más que no recuerdo y no me voy a levantar a mirarla. Excelentes aromas frescos y unos toques ligeramente vegetales se sobreponen a los sabores tostados. Son estupendas, de verdad, pero no son para todos los paladares.

Negra diferente: Dos palabras definen a la mayoría de estas exquisiteces. Smoked Porter. Negras ahumadas. Son tan comunes como las que más, pero no estamos acostumbrados a ellas. Por mi parte, me encantan como algo distinto y sobre todo para comer carne. Estas son muy especiales, porque o te gustan o no te gustan. No hay término medio. Cat Porter de Refsvindinge o Porter de Viven, son dos ejemplos de lo que digo.

Negra redonda: Sí, redonda y sedosa. Esto son los que prefieren las Oatmeal Stout. Básicamente son Stouts con avena en copos, lo que les confieren sensaciones más sedosas en paladar y un toque de cereal más marcado, que a mí personalmente no me acaba de agradar pero que las hace especiales y estupendas. Barney Flats de Anderson Valley es una opción, aunque reconozco que me ha conquistado Baja, de Bevog... Esta segunda me encanta... Es más amarga que la primera.

Creo que esas son todas las opciones que les doy a mis clientes. A lo mejor me olvido de alguna, pero es que llevo mucho texto ya y no me quiero pasar, no sea que acabe haciendo la cuarta parte de El Señor de los anillos: Las cervezas de La Tierra Media.

Espero os sea de ayuda, espero os sea de agrado y sobre todo, espero veros por aquí.

Me despido no sin antes desearos buen fin de semana. Y recordad, no hagáis nada de lo que arrepentiros al momento. Si tenéis sed, a la fuente, nada de beber Cruzcampo.

¡Salud!

lunes, 10 de marzo de 2014

Hoy casi lloro, pero al final no...

Hola queridos todos.

Hoy me ha pasado algo que no debería ver nadie con mi pasión: Me han pedido que les abra unas botellas en la tienda... ¡PARA TIRARLAS A LA PICA!

Tranquilos, todo tiene una explicación simple: Un coleccionista de tapón corona, un señor de Ibiza, que acaba de volver de una convención de coleccionistas en Alemania, ha pasado a comprarse algunas cervecitas catalanas, por aquello de los tapones personalizados. Después de charlas un rato, cogerse algunas y remover la caja de las chapas, me ha pedido que le abriera las cervezas ahí mismo. casi me da un patatús, porque el hombre no tenía intención de bebérselas todas. Solo quería las chapas y el contenido le daba igual.

Comprendo la pasión del coleccionista, pero ellos no comprenden la pasión que tengo por el liquido elemento, y aunque me ha costado un poco, y haciendo caso omiso, se las he abierto, y les he servido a él y a su amigo una a cada uno en copa (pretendían además cometer el sacrilegio de tomarse dos grandes caldos directos de botella... Para mi persona, algo inaudito. Ni que fueran pingajos industriales de la Mahou o la San Miguel...

En fin, que casi lloro porque me he visto obligado a tirar por el sumidero dos botellas. Las otras tres he tenido vista y me las he guardado con otra chapa cerrada a presión y puestas en la nevera. No he llorado, porque las que he tirado (porque han hecho efecto Geiser) no valen una leche, pero las tengo porque me las van pidiendo y las que eran buenas he podido salvar una directamente en copa y las otras tres, ya os lo he dicho...

Ahora mismo, estoy un poco contento. No es un secreto que con el estómago vacío se notan antes los efectos, pero tampoco estoy como para no escribir sin faltar a las normas de la cohesión ortográfica o meterle una patada a la gramática.

En fin, queridos y queridas míos. Me despido con este consejo: Si me queréis hacer daño, tirad por el sumidero a alguna de mis amantes embotelladas, si me queréis hacer feliz, haced lo mismo con una Cruzcampo.

Sed felices y comed maridando correctamente.

Salud y buena semana.

sábado, 1 de marzo de 2014

Le falta solera.

Hola de nuevo queridos todos.

Hace ya tiempo que no escribo nada. Las últimas entradas que he publicado he de confesar que las tenía ya pasadas. Revisionando "Californication" por segunda vez me dado cuenta de ello, ya que Hank, el protagonista tiene problemas para escribir desde hace bastante tiempo. No es que yo tengas los problemas sentimentales de los que hace gala David Duchovny en esta serie dramática y cruel disfrazada de erotismo desenfrenado, simplemente no encuentro un momento para ponerme a escribir. Momento tengo muchos, pero siempre me interrumpen cuando tengo la inspiración buena, o simplemente no tengo ganas y lo voy posponiendo.

Y hablando de posponer, he estado catando últimamente cervezas varias que me dejan sensaciones algo decepcionantes. Cervezas que debieran ser mucho mejores, y tienen un ligero matiz de decepción en paladar y en nasal. No es que estén malas, o que no estén bien hechas, lo que pasa es que la cerveza, queridos míos, necesita sus tiempos de guarda.

Al igual que un enfermo de gripe, nuestra mejor amiga necesita reposo. Como una flor de azahar acabada de fecundar, necesita madurar el fruto. Si no respetamos eso, perdemos muchas cosas buenas. Una abadía con sabores de Juanolas... no es agradable. Una Brown Ale áspera y con sabores de manzana golden no es lo que queremos. Una Wee Heavy ácida no es lo que cabría esperar de semejante bebedizo.

Señores, señoras, como si de un brandy se tratara, a las cervezas de las que hablo les falta solera. Sí. Es muy posible que por culpa de las prisas provocadas por la presión ejercida por el público enfervorecido y exigente de su caldo, muchos cerveceros artesanos noveles (y no tan noveles) se ven abocados a sacar prematuramente su delicado y preciado tesoro antes de lo previsto, lo que provoca estos desastres embotellados de los que hablo.

Clamamos al cielo cuando abrimos una cerveza y nos ocurre alguna de estas cosas, o maldecimos al caldo, que no tiene la culpa de ser prematuro. Es comprensible. Nadie quiere que le pase eso, y menos después de desembolsar por ella la cantidad que sea. La has pagado y esperas que sea buena. A veces ocurren estas desgracias.

Espero que nadie haya tenido que sufrir como yo estas maltrechas ignominias que atribulan mi paladar durante largos ratos, porque la verdad es que es muy desalentador. Pero no desesperéis si os ha llegado el caso. Ni temáis a que os llegue tan furtivo final para una copa. Hay veces que se gana, y hay veces que se pierde. Si perdéis contra una de estas indefensas creaciones surgidas de una puesta en mercado prematura, darle otra oportunidad. Volver a cogerla y dejadla en un rincón seco y fresco donde la oscuridad se cierna sobre ella. Dejadle tiempo a solas para que ella misma se de cuenta de su inmadurez y rectifique con el paso del mismo tiempo que nos da paso a los meses.

Si cuando la saquéis sigue estando igual de irreverente ante vuestras papilas, darla por perdida. Es un fiasco. Si por contra, nos da aquello que esperábamos de ella, es que su creador es un buen padre. Y todos los padres se equivocan alguna vez, pero para eso estamos nosotros. Para darle una segunda oportunidad y hacer que madure de manera adecuada siendo unos buenos padrinos.

No me quiero andar mucho por las ramas que no estoy muy fino filipino. Tengo un constipado de esos que se te cogen y no te sueltan hasta que ya llevas bañador... Pero eso no viene al caso.

Me despido de vosotros ya. Espero disfrutéis de las cervezas como yo de la vida: con cariño y alegría.

Sed buenos y ya sabéis: ¡Salud!