Buenas a todos queridos míos.
Los que me conocen bien saben que soy un personaje peculiar cuanto menos. Y los que me conocen muy bien saben que de vez en cuando se me va la olla de maneras insospechables. Por eso hoy comparto parte de mi locura dándoos algo diferente: Una entrevista a la cerveza artesana.
Espero que la disfrutéis. Yo me despido aquí, porque es un formato diferente, y quiero que os quedéis con la entrevista.
Sed buenos. Salud.
Hoy tenemos a una invitada especial, que ha tomado personalidad para poder entrevistarla. Demos la bienvenida a nuestra amiga, Cerveza Artesana.
Buenas tardes. Bienvenida.
Muchas gracias. Es un placer estar hoy aquí.
Explíqueles a los lectores, ¿por qué está usted tan rica?
Vaya. No es la primera vez que me lo dicen, pero es la primera vez que me lo preguntan. Usted sí que va directo al grano señor Birra Birrae.
Espero no haberla molestado con una pregunta tan directa, señorita Cerveza.
No, para nada. No me molesto y encantado le daré un par de razones.
La primera, es que soy la muestra de que Dios existe y quiere que los hombres (y mujeres, claro está) sean felices. Es una cita de Benjamin Franklin. Un gran hombre aficionado a mí que sabía lo que decía.
Otra razón, es que llevo unos 5.000 años dando todo para complacer a la humanidad. Digo unos 5.000 porque con esta vida que llevo, he perdido la cuenta real.
Otra razón por la que estoy tan rica, es contengo compuestos bioquímicos que me dan sabores muy dispares, dependiendo del estilo en que me tomen. Ahora, por ejemplo, esta muy de moda vestirme con largas y pesadas cargas de lúpulo. El equivalente en amargor a un Gin Tonic, podría decirse.
Pero no a todos les gusta el amargor.
Cierto. Aun y estar de moda el lúpulo como principal componente organoléptico, todavía conservo muchas propiedades... podría decirse que más... dulces.
¿Debido quizá a la malta?
Exactamente, gracias. Una tiene una edad y a veces olvida cosas.
Pues sigue estando estupenda para tener tantos siglos.
Va a hacer que me ponga Amber Ale, con esos comentarios tan aduladores, señor Birra Birrae. Jejeje.
Como decía, es cierto que las maltas me dan toques más maltosos, válgame la redundancia. Maltas caramelizadas y tostadas, o claras, pero con una gran contenido en maltodextrinas y otros azúcares, sobre todo azúcares NO fermentables, que me dan además, más cuerpo.
Incluso, y esto no es que sea algo habitual, pero hay quienes me añaden fruta o zumos para darme sabores más aceptables para ciertos públicos.
Podría decirse que estoy muy... ¿cómo ha dicho antes...? Rica, eso. Podría decirse que estoy muy rica porque durante todos estos siglos me han perfeccionado, me han moldeado y me han adaptado a los paladares de las generaciones que me consumen.
¿Quiénes fueron los primeros en hacerla? ¿Quienes fueron sus padres?
Uf. La verdad es que ni nacimiento fue un poco aleatorio. Realmente no nací de un solo sitio ni un solo momento concreto. Solo puedo decir que las levaduras Saccharomyces siempre está presentes en mi vida. Piense que al tener más de 5.000 años y sufrir tantos cambios, viajar tanto y adaptarme a tantas culturas, es muy complicado decir quién fue mi padre con nombre y apellido, sobre todo porque en la época no tenían apellidos.
Diga alguna civilización. La primera que recuerde.
Los sumerios supongo, claro que Mesopotamia tampoco estaba muy lejos cuando empecé a andar por este mundo. Lo que puedo decir es que a los egipcios les divertía mucho hacerme recetas diferentes para cada evento.
Más tarde me fueron adoptando muchas otras civilizaciones, sobre todo del Mediterráneo. Luego fui subiendo hasta llegar a las zonas más nórdicas de Europa. Allí me querían mucho. Igual que los egipcios, creían que era un producto Divino. Con "D". Me veneraban. Lo pasé bien en aquellos años.
Los celtas y los íberos también me tenían en estima, pero con la llegada de los romanos, me diezmaron en producción dándole más importancia a mi primo: El Vino. Él estaba contento, pero a mí la verdad me daba lo mismo, no soy rencorosa. Como enseguida me adoptaron los monjes de toda Europa, a mí plim. En los monasterios me lo pasé de miedo alimentando a esos barrigones, sobretodo en cuaresma, que no podían comer nada sólido. Menudas moñas pillaban, Sobre todo los Priores de cada orden. Las cervezas que estos tomaban eran bastante más fuertes que las de los monjes "rasos", como los llamaba por entonces. Ahora veo por qué algunos hacían voto de silencio... para no decir tonterías, imagino.
Hay quien dice que es usted muy frágil. ¿Qué dice a eso?
Pues que quien lo dice sabe de qué habla. Soy fácilmente corrompible, por eso necesito a mi buen amigo el lúpulo. No solo me sirve para vestir el olfato y el gusto. También me preserva de mis enemigos: las bacterias.
Claro que no siempre estuvo ahí. Antes me tenían que acicalar y curar con hiervas diversas; hinojo, romero... incluso dátiles y no se que más. Dependiendo de qué receta, y de qué época, me ponían una cosa u otra. Incluso tenía mis propios maestros Gruiteros, que me preparaban expresamente el Gruit para evitar mi corrupción química. Pero eso fue hasta... S. XI- S. XII. creo. Para entonces empezaron con el lúpulo, como comentaba.
Muy interesante. Y dígales a los lectores, cuántos estilos tiene.
Uf. Cada vez son más difíciles las preguntas, pero al rededor de unos 70 estilos. Aunque creo que no llego a esa cifra; no se, debería revisarme eso. Claro, que eso son los estilos actuales reconocidos. ¿Sabía que la inmensa mayoría de estilos reconocidos actualmente son fruto de la diversificación fruto de las ansias de crear nuevas formulas tan solo durante los dos últimos siglos?
Es curioso; más de 5.000 años de existencia, y en solo algo más de 200 años surgen todos esos estilos nuevos tan distintos.
Pues algo tenía entendido, sí.
Además, cada dos por tres, alguien intenta crear algún estilo nuevo. He de decir, que aun que me alaga, no todos llegan a hacer un buen trabajo. Les falta mucho camino por recorrer. Reinventar estilos de cualquier manera no creo que se le pueda llamar reinventar, pero lo importante es que el espíritu de novedad está ahí.
Y hablando de innovar y de moda, ¿qué es más importante, Imagen o Producto?
Me ofende profundamente esa pregunta.
Lo siento... yo...
Es broma, tranquilo. Pero es cierto que hay controversia en eso. Sin ir muy lejos, podemos ver cómo grandes empresas hacen algo a lo que le ponen el nombre de cerveza y con lo que no estoy de acuerdo -pero en fin- y le imponen al público una imagen, una estética y un no se qué que qué sé yo que hace que hasta yo me crea que lo que hay detrás de la etiqueta, que lo que hay detrás del anuncio de marras es lo que prometen. Pero no es verdad. La cerveza está viva. Yo estoy viva. No estoy muerta como esas cosas embotelladas de bonitos y brillantes colores debidos a su falta de naturalidad. A mis primos, el vino y el yogur, no los matan. ¿Alguien vería bien hacerlo? Se pierden todas las propiedades beneficiosas que los hacen ser como son.
En fin. No me quiero calentar demasiado, que me hipercarbonato y me salgo.
Volviendo al tema de la imagen, tampoco estoy diciendo que cuando se haga algo me etiqueten con un "gomet". Si dentro de la botella tenemos algo bueno, no lo escondamos tras un feo etiquetado.
Hay que darle dualidad a las cosas. Bueno y bonito.
¿Y barato?
¿Barato? No entiendo por qué miramos el "barato". La gente se compra cosas que no usa, o peor, que no necesita. Eso amigo mio, es caro. ¿Has gozado de mí? ¿Te has refrescado? ¿Has encontrado la pasión en mi cuerpo? ¿Ríos de placer te han abordado? Bueno, quien dice ríos, dice brisas. Da igual.
Si alguna de esas cosas te han pasado, lo que para unos es caro, para ti será barato.
Tampoco quiero que la gente crea que pretendo hacer millonarios a los Maestros cerveceros que me miman y me entienden.
Si algo puede parecer caro, es quizá por que detrás de mí se esconde un oscuro impuesto. Eso o que me han metido más arreglos que al coche de tuneado de un "cani". Todo suma.
Pero también digo lo contrario: si después de tomarme, no quieres saber más de mí, te he salido cara. Hay veces que no puedes beberme porque no me han hecho bien. De cualquier manera. A veces, pasa. No soy digna en esas ocasiones, que por desgracia, no son contadas.
Duras declaraciones sobre ti misma.
He de ser dura conmigo misma. He de ver siempre el objetivo delante de mí. Placer de los sentidos. Si en algún momento dejo de ofrecer eso, dejo de tener sentido. He de conseguir la perfección en mi ejecución.
No hace mucho un personaje, ha comentado que la hacen en garajes y que es insalubre. ¿Qué responde?
Que es gilipollas.
Es decir, sí que hay quien me hace en garajes, pero para consumo casero. Además, para llegar a ser insalubre, deberían beberse toda la producción de golpe, o hacerme en un váter sucio. Puede que me ponga "mala! algunas veces, pero difícilmente me voy a poner como para enfermar a alguien.
Y para acabar, ¿qué les diría a nuestros lectores?
Gozad de cada día como si fuera el último de vuestras vidas: Con calma, con sabiduría, con los vuestros, con amor, con respeto, con fe, con pasión, y sobre todo, con cerveza.
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Como dijo Benjamin Franklin:
"La cerveza es la muestra de que Dios nos ama y quiere que seamos felices".
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